Pese a que la integración de las mujeres en el deporte ha ido avanzando, y que muchas se han profesionalizado en la práctica, los expertos en sicología indican que durante la adolescencia las niñas comienzan a sentirse incómodas con su cuerpo y esto las aleja de su práctica habitual… ¿cómo podríamos cambiar esto?
“Entendemos que Chile es un país que está recién comenzando con la inclusión de las mujeres en el deporte, pero queda mucho por avanzar”, dice Tomás Gaete, coordinador territorial de la fundación Futbol Más, “he visto niñas que participan activamente en las sesiones sociodeportivas de la Fundación y se afiatan completamente al el grupo, generando vínculos significativos con los demás niños, pero eso no fue así siempre, hubo un gran trabajo, donde ellas tuvieron que ser fuertes y sobreponerse a los estereotipos y paradigmas actuales” Agrega.

La experiencia que relata Tomás es similar a la que viven miles de niñas y mujeres en Chile y en la región de Antofagasta, quienes a pesar de contar con la apertura de nuevos espacios para practicar deportes, están inmersas en una sociedad que aún categoriza la actividad física como algo casi exclusivo de hombres.
“Desde sus inicios el deporte se consideró una actividad masculina, generando un efecto multiplicador en los referentes y estereotipos de la sociedad. Las mujeres, por ejemplo, se han posicionado primero en algunas disciplinas específicas, como la gimnasia, pero otras más populares como el fútbol o el basquetbol les he costado un poco más. Existe la idea errada que esos no son deportes femeninos, cuando está comprobado que hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades al momento de nacer”, dice Cecilia Moreno, sicóloga y directora de calidad de innovación de Fútbol Más.
El punto de partida de esta gran brecha se encuentra en la adolescencia. Según
el estudio “Igualdad de género en el deporte: el desafío de fomentar la autoestima y liderazgo en las niñas”, realizado por la ONU, el 36% de las niñas se resta de actividades por no estar conforme con su apariencia, entre esas la actividad deportiva.

“La adolescencia es fundamental en la construcción de los roles de género y es impresionante ver como las niñas que antes jugaban, corrían o se movían por todos lados, tienden a calmarse y toman una actitud más pasiva frente a los cambios en su cuerpo. Su entorno cercano hace notar estos cambios, se burlan y se hacen comparaciones, lo que incide profundamente en la autoestima y su valoración personal, quedando sujeta a la opinión de los demás. Con la frase “las señoritas deben…” sin darnos cuenta limitamos el potencial del las niñas. Esta es una de las razones importantes de porque la actividad física se ve reducida” dice Moreno.
Discriminación por género
El mismo estudio indica que 15% de las mujeres declaran haberse sentido discriminadas por practicar algún deporte y lo que no es menor el 21% de las niñas considera que se les discrimina por creerlas menos capaces para los deportes que los hombres.
“Aunque se reconocen las diferencias físico biológicas entre hombres y mujeres, en lo que debemos aportar es en la creación de instancias de participación en igualdad de condiciones entre niños y niñas, pues es el momento justo para convencer y demostrar que no existen diferencias de capacidad en la actividad deportiva”, dice José Gaete, profesor de educación física y experto en temáticas de deporte para el desarrollo.
Una de las prioridades a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es actualmente promover los espacios de igualdad de género, tema que durante marzo cobra mayor relevancia al ser el Mes de la Mujer.
“Es necesario que se generen políticas públicas, medidas eficientes y reales sobre el incentivo para que las niñas no dejen de practicar deportes. Esta brecha puede producir efectos físicos como altos niveles de sedentarismo, diferencias en talla y estatura y enfermedades cardiometabólicas. En los aspectos sicológicos, esta es la oportunidad de ellas para desarrollar habilidades que no deben ser sólo asignadas a los hombres como la fuerza, la tolerancia a la frustración y la capacidad de trabajo en equipo”, dice Gaete

Actualmente la Fundación Fútbol Más trabaja en la región de Antofagasta con el apoyo de Puerto Angamos, Antofagasta Minerals, Copec, El Abra y Gasco, creando espacios de igualdad asociados al deporte y disminuyendo las brechas que han predominado por años en el fútbol. “Estamos convencidos que trabajando desde las comunidades, los barrios y los centros educativos podremos mejorar el autoestima de las niñas en nuestra región, ese es el principal desafío que debemos cumplir; empoderarlas para que en el momento que decidan practicar actividad física, sean libres de escoger; sin vergüenza y sin ser discriminadas por ello”, concluye Javier Escobar, coordinador regional de Antofagasta de la Fundación Fútbol Más.