La canciller alemana, Angela Merkel, recibió este martes al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en Berlín. Mientras ambos escuchaban los himnos de sus respectivos países, se pudo observar claramente cómo la canciller sufría un episodio de espasmos y convulsiones.

«Luego he bebido al menos tres vasos de agua, que claramente necesitaba, me encuentro muy bien», explicaba la canciller, una hora después de lo sucedido y justificando los temblores por un caso de deshidratación.

Jakob Berger, médico y presidente de la Asociación de Médicos de Baviera, insiste en que no hay motivo de preocupación y excluye que detrás de los llamativos temblores haya una enfermedad grave. «Fue un episodio breve, en Berlín hacía mucho calor y una mujer como Angela Merkel, con un estilo de vida bastante estresante, puede sufrir fácilmente en esas circunstancias un cuadro de deshidratación, fruto de la repentina pérdida de electrolitos en el cuerpo. Eso es seguramente lo que ha causado los espasmos y temblores descontrolados». «Lo descarto completamente», ha dicho sobre la posibilidad de algún trastorno neurológico de tipo Parkinson, «los espasmos eran demasiado fuertes y repentinos para considerar ese diagnóstico». El doctor Christoph Specht, experto en salud de la cadena N-Tv, coincide en esa apreciación y regaña a la canciller por no cuidarse adecuadamente. «En realidad ha tenido mucha suerte, en una situación así y sin beber suficiente líquido, podría haberse desmayado fácilmente. A partir de los 50 años se pierde progresivamente la sensación de sed y es necesario beber por disciplina», dice, coincidiendo también en que el estrés no ayuda a mantener las prioridades en orden.