El jueves pasado, una explosión en una instalación militar de pruebas de reactores en el norte de Rusia, dejó cinco muertos.

La agencia nuclear estatal rusa, Rosatom, reconoció que los cinco ingenieros nucleares empleados por la compañía que fallecieron y otros tres que resultaron heridos estaban probando un motor nuclear.

Además, el Ministerio de Defensa confirmó que también dos militares murieron en el mismo suceso «como consecuencia de la explosión del motor experimental de combustible líquido».

Los cinco ingenieros nucleares que murieron eran expertos de «élite» y «héroes» que sabían de los riesgos y habían realizado pruebas previas en «condiciones extraordinariamente difíciles», dijo Valentin Kostyukov, alto funcionario de Rosatom.

Después de que los ingenieros completaran las pruebas, de repente se produjo un incendio y el motor explotó, arrojando a los hombres al mar. 

Las autoridades en Severodvinsk, al este de Nyonoksa, dijeron que los niveles de radiación poco después de la explosión fueron más altos de lo normal durante unos 40 minutos. Pasado ese tiempo volvieron a la normalidad.

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